La vieja escuela está más viva que nunca. Un juego como Duke Nukem Forever nos ha recordado que hubo un tiempo en que los juegos de acción se olvidaban de las complejidades modernas y consistían únicamente en coger un arma y apuntar a criaturas de todo tipo. Nada de regeneraciones mágicas de saludo, sino sudor para acabar con cada oponente y algún que otro botiquín. Si bien el título de 3D Realms, finalizado por Gearbox, no nos dejó tan buen sabor de boca como nos habría gustado, hay una nueva oportunidad de que los amantes de la esencia de este género que añoran los primeros Quake o Doom la revivan.
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