Siendo honestos el argumento nunca ha sido la fuerza de Saint’s Row, en ninguna de sus entregas, y con el paso de los años lo que se ha ido ganando en momentos humorísticosse ha ido perdiendo en interés narrativo para unos guiones excesivamente sencillos, con héroes pocos carismáticos y aún así contados de una forma enrevesada y poco clara. Claro que todo eso importa poco cuando lo que se ponía encima de la mesa es tan divertido como la retahíla de misiones principales y de entretenimientos de carácter secundario como lo que veíamos por aquel entonces.
Lo que tenemos entre manos, sin embargo, es una cuarta entrega que va en otra línea, tratando de robustecer lo que se nos cuenta, pero llevándolo hasta extremos auténticamente exagerados en cuanto a su tratamiento de los gags y la parodia. Podemos entender la forma de pensar de Volition para plantear Saint’s Row IV como es. En el pellejo de su protagonista, y rodeado por la banda de los Saints, poco a poco hemos ido ascendiendo en el escalafón social de su mundo, y cuesta imaginar cómo superar el estatus de verdadero ídolo de masas que ya habíamos alcanzado en la tercera entrega. ¿La respuesta ideada por sus responsables? Convertirnos en el Presidente de los Estados Unidos de América. No queremos ni imaginarnos cómo lograrán superar esto en una hipotética quinta entrega de la franquicia, pero aquí los resultados han sido bastante divertidos.
PASS: Daniking
SOCIALIZE IT →